22.12.08

USIL: la oportunidad que nos dan



Hace una par de meses se inauguró la escuela de chefs de la Universidad San Ignacio de Loyola acá en el Mega Plaza. Yo ni enterado. Será que los exámenes me tenían ocupado. El asunto es que acabo de ver la nota de prensa y el video aquí. Y una sola cosa me queda clara: Qué buena gente son los empresarios, caray!

No he podido incrustar el video en el blog pero quien quiera verlo comprobará que Raúl DiezCanseco y sus socios son nuestros nuevos héroes. Dicen convencidos que les emociona poder darnos la oportunidad de estudiar con calidad para que podamos servir al mundo. Resulta que se trata de un convenio entre la USIL y Carnival, una empresa de cruceros, mediante el que los alumnos de la escuela podrán chambear en uno de sus barquitos. Qué paja!



Lo cierto es que sí hay un sentimiento de reconocimiento a las empresas que instalan sus servicios por estos lares pero ya resulta muy cínico venir a decirnos que nos brindan oportunidades como si se tratara de una favor que nos hacen. Es evidente que si no fuera un negocio rentable no lo harían. Nosotros necesitamos estudiar y chambear, sí. Ustedes pueden hacer billete con ello, sí.

Sinceridad que le llaman.

Fujimori 2011

Estaba revisando puentepiedraperu.com y terminé viendo los videos que tienen en su canal de Vimeo: allí encontré las apariciones de Kenyi en el distrito (sí, señorito, Puente Piedra es un distrito de Lima). La verdad es que no me sorprende ni escandaliza el apoyo que recibió Kenyi sino que, faltando todavía 2 años para las elecciones, los fujimoristas la tengan tan clara: Keiko 2011.



¿Qué estarán haciendo los demás partidos? ¿Ya estarán preparándose los jóvenes del PPC para trepar cerro? ¿Estará la vieja izquierda en el tira y afloja de las alianzas?

¿O seguimos llorando la salida de A. Álvarez Rodrich? Luego no echen la culpa: que el sector D por acá, que el sector E por allá.

2.12.08

El Anaconda I

Si alguien odia Lima y su gris y sus combis y blah blah debe ser porque no tiene barrio. Cómo no vas a querer vivir en mi cuadra, compare, si una noche de lectura de identidades y performativity y redes sociales y otra vez blah blah puede convertirse en una intempestiva visita al Anaconda.

Sólo basta tener la ventana abierta, además que te airea mientras lees. Tus patas están en la calle hueveando, hablando de que Alianza está condenada a la baja, las cajas de chelas de la casa del vecino tombo se arrastran por la calle, en fin, un sábado cualquiera. Alguno de mis patas se ve en la necesidad de probarnos que ha crecido y que está pisando otras canchas, una conversación cualquiera, entre gallos con la cresta a medio crecer. La gente se empila y porque son mis patas, maldita sea, por ese simple accidente geográfico, silban a mi ventana.

Recojo mi cabeza casi enterrada en el artículo ese sobre el género, el sexo, las construcciones sociales blah blah y la saco para ver qué hay. Ojalá que haya algo y si no, igual salgo. Me hacen señas y bajo, así nomás sin mirarme en el espejo ni nada. Llevo unos cuantos soles para ponerme una, claro está. Pero los muchachos tienen otros planes. No, hoy no nos sentaremos en el barrio a performar nuestra identidad de jóvenes callejeros, proto-machos consumidores de las discotecas del coño norte.

Esta noche vamos a un hueco que conozco y acá mi primo seguro también conoce. Hago la finta que sí conozco para no desentonar. Esta noche la cresta nos crecerá un par de centímetros. Uno de los nuestros propone el Anaconda y allá vamos. Mientras tanto, este sujeto posmoderno saca de su cajita de zapatos algunas de sus múltiples identidades y se pregunta: ¿quién seré hoy?

30.11.08

Yaaa! Salimos!

Ese es el inconfundible alarido de una jauría de chibolos correteando al bando enemigo. Tras el primer grito se escuchan zapatillas arrastrándose rápidamente hacia los jardines cercanos. Todos buscan piedras medianas para repeler el primer ataque. (Medianitas nomás porque la desnutrición también juega su rol acá y tampoco muy chiquitas porque entonces se ríen de ti y quedas peor: debilucho sí, monse nica.)

Ya es tarde para asomarme por mi ventana, los cabros están arrasando con la gente y ya tienen mi casa ganada. Las piedras revientan contra las puertas y nada protege los vidrios de mi casa, ya ves ya ves te dije que pongas reja, carajo. Es mejor esperar.

Los cagones tienen que escapar y así lo hacen. Desaparecen por la esquina del colegio a buscar más puntas. Detrás de ellos van los invasores ya sientiéndose dueños de la cuadra. En la calle sólo quedan los perros ladrando y ahora nos toca salir por nuestras ventanas tan sólo a mover las cabezas resignadas, cumpliendo con la ceremonia del lamento y la rabia.

Son las 3 y por ser sábado las tiendas todavía están abiertas. En una de ellas se han refugiado quienes conversaban en la calle, los que no se animaron a tonear o a quienes nadie invito. Eso de "refugiarse" no es tan así, aunque ha pasado que gente que pasaba nomás ha salido perjudicada, lo cierto es que, como uno de los más tíos solía decir no, con las personas, no nos metemos.

Regreso a mi cama pensando en que hubo tiempos peores. Estos son chibolos jugando al guerreo en comparación con la gente de antes. No termino de recordar las caras de los más tíos cuando los mismos gritos de hace 10 minutos vuelven a escucharse pero ahora desde el otro lado. Salto de la cama rápido para ganarme con la mecha pero de nuevo ya están sobre mi casa. No importa, igual miró por la ventana. Los cagones ahora son más y corretean de vuelta a los cabros. Atraviesan el parque y se pierden en la avenida.

Regresan convencidos de habernos defendido heróicamente, se ríen fuertemente como para sacar los nervios. Se secan el sudor y miran a la gente, a las casas, a los perros como esperando que reconozcamos su heroicidad. La gracia termina al escuchar las sirenas del serenazgo al que alguna vecina desagradecida ha llamado. Nuestros aguerridos quinceañeros no tienen más que abandonar el terreno que acaban de recuperar.

Ah, claro, claro, mi cuadra es zona grone, recontra grone... aunque ninguno de nuestros defensores vive por acá.

9.9.08

El otro es trinchudo

Es cierto que tengo varias lecturas pendientes y que todas son urgentes; pero cuando a uno le da ganas de ir al baño pues no tiene más que detenerse y aceptar la fatalidad fisiológica. Bueno, tampoco hay que resignarse por eso cogí al azar una de mis recientes compras en la feria del libro de la universidad (sí, sí, otro blog de un patita de la Católica pero ya verán que éste tiene gracia: para empezar, nunca he ido a un Starbucks y por tanto no transcribiré a este blog las grandes ideas que allí ebullen).

A lo que iba: Me acompañé de Las nuevas reglas de juego de Romeo Grompone que estaba con el 50% de descuento en el stand del IEP y de un lápiz parchadito, también de la Católica (no se deje llevar por las apariencias, enemigo lector, ya verá que mi fe no es ciega). Entré al baño y mientras mi organismo operaba, me dediqué a revisar el libro buscando una perla que quiero comentar a modo de "play de honor" de este blog.

En la sección: La noche como impacto y seducción en los barrios populares, el perpetrador del libro escribe lo siguente: "La chicas usan el peinado al estilo de la cantante Shakira; los muchachos van constantemente al baño para mojarse el pelo, modos quizás de imaginar frescura y naturalidad." No te rías (todavía) que esto es en serio. Como ya dijeron por ahí, estamos aquí para intervenir con simpleza y decir: profe, así no es.

Esos son los problemas de un trabajo de campo que nadie cuestiona. O de hacerlo al paso, para cumplir nomás. Claro como ninguno de los estudiados leerá lo que de ellos se publica meten cualquier floro. Desde los primeros días de la universidad me di cuenta de que los artículos que me mandaban a leer tocaban temas que a mí, extrañamente, me eran familiares. Con una lucidez impensada, me di cuenta de que estaban hablando de mí o de mis patas. Carajo! Somos famosos, pensé ingenuamente.

Luego me di cuenta de que los famosos no éramos nosotros sino quienes "descubrían" lo que hacíamos, lo que decíamos, lo que pensábamos. Y como todo se trata de egos pues agárrense que cada vez más "informantes " ingresan a la universidad (con ganas de joder) y empezaremos a hablar por nosotros mismos. El otro está entre ustedes o, mejor, el otro chambeó duro para enviar a su hijo a la universidad. El hijo se rehusó a estudiar alguna carrera de éxito y, tras el roche en la casa, le prometió al viejo y la vieja que sería bueno: que hablaría por sí mismo.

Romeo Romeo, dónde estás que no la ves. Cuando vamos a un tono sudamos y eso hace que nuestro pelo trinchudo se pare más todavía. Para disimular el asunto (sobre todo cuando estaba de moda el corte honguito), corremos al baño a echarnos agua a los cotados de tal modo que podamos seguir afanando.